El abuso doméstico es una problemática compleja y cruel que causa cicatrices físicas y emocionales que pueden llegar a ser permanentes. Las mujeres son las quienes más sufren abuso doméstico. Estadísticas del último boletín de la Oficina Nacional de Estadísticas muestra que en 2021, las mujeres tenían el doble de posibilidades de haber experimentado abuso doméstico, en comparación con los hombres. Sin embargo, su experiencia como mujer se ha visto profundamente estigmatizada, reducida, o peor todavía, ignorada. Factores interseccionales tales como raza, etnicidad y estado migratorio también actúan como una barrera que evita que las supervivientes puedan identificar y reportar el abuso y pedir ayuda. Esto se debe a la desconfianza que tienen hacia los organismos públicos, la posibilidad de ser víctimas del racismo institucional, miedo a su estado migratorio y/o de asilo y riesgo de ser deportadas, entre otros.
Las historias de Helena, Emma y Alexandra son solo una parte de los miles de casos de abuso doméstico y violencia en el Reino Unido. Sus historias representan las dificultades a las que se enfrentan las supervivientes de violencia de género durante el proceso de realojamiento.
Helena, una mujer venezolana de 47 de años y mamá de dos niños, se puso en contacto con LAWA para que la ayudaran con su caso de violencia doméstica, sufrida a manos de su ex pareja, quien había secuestrado a sus hijos. La policía no podía solicitar una orden de protección porque el perpetuador no vivía con ella. A pesar del apoyo de LAWA para empezar el proceso de habitantes en riesgo o en situación de calle, su caso se clasificó como “no relacionado a violencia doméstica”, lo cual termino en la denegación del soporte de vivienda.
Emma es una mujer colombiana y la mamá de una niña con autismo. Emma sufrió varias formas de abuso por parte de su pareja. Incluso después de separarse, recibió amenazas de muerte por parte de él y su familia, y fue físicamente asaltada y acosada. Emma vivía en constante temor por su seguridad y la de su hija. A pesar de la involucración de múltiples organismos públicos y la orden de restricción de la policía, los funcionarios del departamento de vivienda la cuestionaron por no haberse comunicado directamente con ellos en relación a su petición de alojamiento.
Las experiencias de Helena y Emma están entrelazadas por la negligencia del consejo local y sus servicios, lo cual causó que dichas supervivientes tuvieran que pasar por un proceso largo, tedioso y revictimizante mientras esperaban que se les asignara un alojamiento temporal. Se debe proveer un apoyo holístico e integral a mujeres víctimas de abuso doméstico para que no solo puedan acceder a una vivienda en condiciones seguras, sino que también puedan romper el ciclo de violencia en el que se encontraban.
Alexandra, una mujer de 58 años, dejó España y su relación de 30 años en la cual que había sido víctima de abuso doméstico. Después de llegar a Reino Unido en 2019, perdió su trabajo debido a problemas médicos y la pandemia. Temiendo que su expareja pudiera encontrarla a través de su hija, se mudó con su cuñada, donde el perpetuador podría ir en cualquier momento. A pesar de que el consejo local le otorgó un alojamiento temporal, éste estaba infestado por roedores y tuvo que dormir en el suelo de la casa de una amiga por 4 meses antes de que se le asignara una vivienda segura.
El trayecto de Alexandra estuvo lleno de obstáculos y sufrimiento debido a las condiciones insalubres, antihigiénicas y miserables del alojamiento temporal. La experiencia de esta mujer no es un caso aislado ya que esto se ha convertido en una problemática muy común. Recientemente, las condiciones de las viviendas del consejo local en Londres se han visto cuestionadas y descritas como “pésimas”, “invivibles” y “peligrosas” por muchos residentes que se han quejado a los propietarios sin que apenas tomen acciones.
Como hemos demostrado, muchas supervivientes deben dejar sus hogares y el área en el que viven para escapar del abuso. Esto significa que las autoridades locales tienen el deber de asegurar alojamiento de asistencia, y las supervivientes de abuso doméstico son automáticamente elegibles. Deben implementar políticas de vivienda que tomen en cuenta las necesidades específicas de mujeres supervivientes a violencia de género. Esto puede incluir políticas que den prioridad de acceso a vivienda social a dichas mujeres y garanticen que la seguridad y necesidades de las supervivientes sean consideradas. Además, tal y como indicó la Comisión contra la Violencia Domestica “el apoyo y los servicios disponibles para las supervivientes no cumple con la cantidad de demanda y se necesita una inyección considerable de financiación a largo plazo”.
Mientras que la mayoría de las autoridades locales están bajo mucha presión y se enfrentan a muchas limitaciones en cuanto a recursos, no debemos olvidar que apoyar a las supervivientes es un deber legal.
Ya sea vivienda social, también conocida como “alojamiento temporal” o el sector de renta privado, toda superviviente de violencia de género debe tener acceso a un hogar seguro y saludable a precios que realmente se puedan permitir. Las mujeres se merecen mucho más que un techo donde vivir, tienen derecho a vivir con dignidad y en un ambiente que les permita sanar y reconstruir sus vidas, tanto ellas como sus hijos/as.
Fuentes:
ONS
ttps://www.ons.gov.uk/peoplepopulationandcommunity/crimeandjustice/datasets/domesticabusepre