Skip to main content

Autocuidados: cuidar en común

By 24 julio 2021LAWA news

*Escrito colectivamente por las participantes de nuestro Change Maker Program

Algunas de nosotras hemos escuchado o leído la frase de Audre Lorde, “Cuidar de mi misma no es un acto de auto indulgencia, sino de autopreservación, y eso es un acto político.” Escrito originalmente en inglés, a veces perdemos en la traducción la palabra warfare, que quiere decir “campo de batalla”. Para Audre Lorde decir esto fue porque realmente estaba librando una batalla en su propio cuerpo contra el cáncer. Desafortunadamente no se libró de esa enfermedad y murió a los 58 años de cáncer de mama.

Traer a la memoria lo que está detrás de esta poderosa frase, nos lleva a la reflexión de que cuidar de nosotras mismas, de nuestros cuerpos y verlos como territorios donde diariamente se libran batallas, no es como “recompensa por haber trabajado mucho”, o como acto de egoísmo o individualidad, sino como un acto de resistencia y como bien decía Lorde, de autopreservación. En su dimensión política, la autopreservación no puede ser un acto personal o individual; se requiere de otras y otros para desarrollar y sostener espacios de encuentro e intercambio de habilidades, conocimientos y recursos. Es muy válido escucharse a sí misma y decirse: “Hey, espera, esto me está generando mucho dolor, ansiedad o malestar; no puedo con esto porque si sigo así, me va a provocar un daño, y no quiero eso.” Ahí es cuando se comienza a librar la batalla: ir en contra de la corriente que nos dice que siempre, que todo el tiempo debemos ser productivas y parar sólo cuando de verdad estamos a punto del colapso. Y sí paramos, la cultura mayoritaria nos dicta que debemos encontrar la respuesta o solución de manera personal. Nada se puede resolver individualmente, necesitamos vincularnos con otras personas. Ojalá seamos lo suficientemente humildes para pedir ayuda antes de colapsar, y ejercer nuestro derecho a ser cuidadas; sentirnos acompañadas y no juzgadas en el proceso, es apostar por cuidar en común.

Cuando en LAWA pensamos hace cinco años atrás en crear un espacio por y para las mujeres de origen latinoamericano y racializadas viviendo en Reino Unido, lo pensamos cómo un espacio que provocará el encuentro, el autoaprendizaje colectivo donde pudiéramos sostenernos y cuidarnos, pues las realidades que enfrentamos al integrarnos a este país, son múltiples y a veces difíciles de llevar por una misma. Así es como dentro del Change Maker Program tenemos un taller en particular dedicado al autocuidado y curaciones decoloniales, aunque nuestras metodologías siempre son de cuidados colectivos.

Ese taller y actividades están pensandas para compartir nuestras batallas, pero también lo que hacemos para resistir, amarnos y autopreservarnos, poniendo en práctica el cuidado común y de ser posible replicarlo en los espacios donde estamos. Cada año, aprendemos tantas cosas: hemos hecho desde bailes con música de tambores, hasta masajes unas a otras; hemos mostrado las cicatrices corporales que pensamos nos hacen feas y las cubrimos de amor y compasión, por ejemplo. Las compañeras brasileñas han hecho comida y elaborado fuxicos, que son pequeños adornos de tela donde expresaron sus emociones, y no hemos obviado hablar siempre de nuestra salud mental y pedir ayuda profesional sí es necesario.

Ahora con el Covid-19 y los encierros que vivimos, al menos en Reino Unido, muchas tuvimos tiempo de reflexionar sobre cómo cuidarnos, cómo cuidamos y las redes que tenemos para que nadie se quede sin cuidado, sin amor y sin la oportunidad de ser parte de un bienestar colectivo, sobre todo en nuestras comunidades migrantes y refugiadas.

En el ánimo de compartir en este Día Internacional del Autocuidado, algunas de las Change Makers nos comparten sus pensamientos de acuerdo a su experiencia como madres, como mujeres trabajadoras, algunas más racializadas que otras, algunas que ya han tienen un status migratorio más estable que otras, por ejemplo.

-En Colombia me iba a bailar, pero acá en Italia, no me dan ganas. Estirarme, hacer yoga o moverme me ayuda a conciliar el sueño cuando estoy muy ansiosa o enojada. También salir de casa sin mis hijos, para tener un tiempo para mí misma, me ayuda. (Andrea)

-Hacer meditación en acción cuando germino semillas, cuando trabajo mi jardín. También cambio el orden de mis muebles, tengo flores siempre en casa, canto y bailo, a veces. Tomar un baño para quitarme lo negativo, jugar con mi ropa y mis pendientes, o desafiarme escribiendo sonetos. (Marta)

-Poner agua fría con hielo en la cara, cancelar encuentros para los que no tengo energía, comer comida rica para mí, animarme a hablar con alguien, meterme temprano a la cama, acostarme a disfrutar la naturaleza o caminar; escribir, cantar, limpiar, prender velas, dejarme ser con todas mis contradicciones, mirar comedia. (Paloma)

-Mover mi cuerpo, meditar y abrazar un árbol. Así, siento que me abrazan de regreso. (Caro)

-Después de tener a mi tercer hijo subí mucho de peso. En este proceso soy autocompasiva y estoy aprendiendo a relacionarme con mi cuerpo sin culpas y expectativas. (Jael)

-Dejarme sentir lo que estoy sintiendo, salir a caminar, aunque sea un rato, y cancelar salidas. (Yadira)

-Ante el descontento o malestar inexplicable, el hecho de compartir, aunque sea algo breve, me hace sentir bien. Eso le da un valor a la vida que nos cambia y da intensión de salir adelante. (BCG)

-Jugar, aunque sea virtualmente con mi sobrino; cambiar de rutina cuando se puede, caminar sola, reírme sola y bailar viendo mi reflejo en la ventana. (Denisse)

-Humectar mi cuerpo y auto reconocerlo como un reto en 45 días. Después de eso, sentí un afloramiento, un acercamiento material con el cuerpo que habito; encontré músculos, texturas y formas que las imaginaba, pero no sabía cómo se sentían al tacto. (Soraya)

 

Y tú que nos lees, ¿qué haces para autocuidarte y cuidar en común? Te leemos.